Para comenzar a hablar sobre la historia del correo, tenemos que comprender que el servicio de correos se ha establecido siempre como institución del poder: sólo mucho después de su creación, y por cierto de manera más precaria, los particulares también han podido enviar mensajes personales a larga distancia.
Ya en el Egipto faraónico había una red de enlaces del divino soberano con los diversos territorios y provincias. Incluso en el imperio romano, Augusto organizó el correo como parte del sistema de comunicaciones militares. El escaso correo privado, o bien se acogía a un sistema, o recurría a los comerciantes en sus expediciones, quienes llevaban las cartas junto a la mercancía que pretendían vender.
En un comienzo, se doblaba la hoja escrita de la carta, sellándola con lacre o con obleas de harina y se escribía en ella la dirección, el sobrescrito, justamente de ahí es de donde vino la palabra sobre.
A menudo, las cartas iban encomendadas a los arrieros o recaderos, al margen del servicio real. En España, los Reyes Católicos establecieron en Castilla el cargo de correo mayor, con las Austrias, ese cargo fue concesión a la familia Tassis para toda la Península.
Con los Borbones, ya no hubo concesionarios de correos, sino que éstos se hicieron servicio oficial, con carteros profesionales y unas marcas de salida en las cartas. En el siglo XIX, Madrid tuvo pronto tres correos semanales, luego diarios desde 1843, con las principales ciudades.
Por su parte, en Argentina la historia del correo se remonta al 14 de mayo de 1514, con la creación del Correo Mayor de Indias con sede en la ciudad de Lima. Bajo el reinado del rey Carlos III se decidió indemnizar al Correo Mayor, Fernando de Carvajal y Vargas, Conde de Castillejo y el servicio postal pasó a formar parte de la Corona española.
Debido a la creciente actividad comercial se necesitaba instalar un servicio postal en Buenos Aires. Domingo Basavilbaso gestionó el permiso necesario para instalar el servicio en la región a cargo de un Teniente del Correo Mayor, designado por el Titular en Lima.
A partir del 1º de julio de 1769 empezó a operar oficialmente el servicio cuando Domingo de Basavilbaso y Lapresa fue nombrado administrador de la Real Renta de Correos de Buenos Aires que con el tiempo se extendió las carreras de postas uniendo Buenos Aires con Potosí y tiempo más adelante con Santiago de Chile. El último administrador de Correos de la época colonial fue el vasco-español Melchor de Albín y Careaga.
Varios años después el correo desempeñó un papel importante durante la Revolución de Mayo, ya que mediante este servicio se repartieron partes y órdenes de la Primera Junta. El ya citado Melchor de Albín conservó su puesto en la etapa independiente convirtiéndose en el primer director de los Servicios Postales de Buenos Aires.
Para finalizar, vale mencionar que en el año 1826, durante la presidencia de Bernardino Rivadavia el servicio fue nacionalizado mediante una ley aprobada por el Congreso General Constituyente de las Provincias Unidas del Río de la Plata, denominándose a partir de esa fecha “Dirección General de Correos, Postas y Caminos”.
Gracias por leer este artículo, que busca reflejar un poco de la verdaderamente rica historia del Correo, para nosotros, los que trabajamos en Correr SA es un verdadero honor ser parte de ella.